La viralización de este tipo de noticias ha hecho que los consumidores sean aún más conscientes de la importancia de la transparencia en la publicidad. Como resultado, las empresas están siendo presionadas para que cumplan con lo que indican en sus etiquetas y en la publicidad sobre los productos que venden.
Un ejemplo posible sería el caso de una denuncia de publicidad engañosa de un cliente que reclama que en el etiquetado del envase se indica que hay 8 unidades, y sin embargo al abrirlo encuentra 7. Esta denuncia tiene cierta repercusión en las redes sociales, y pone en jaque a la empresa proveedora de la cadena de distribución.
Este sería un claro de ejemplo de defecto en el etiquetado, no de publicidad engañosa, pero el eco de este fallo de calidad en las redes sociales daña la imagen de la cadena de supermercados, y puede conllevar penalizaciones a la empresa proveedora de los productos